EXCLUSIVO: el chofer de la Scaloneta habló con ENTERATE y nos contó detalles exlusivos del festejo por mundial

"Fue un día más, pero inolvidable, no sé si se entiende", comenta Claudio Zabala, mientras intenta explicar lo que sintió ese martes 20 de diciembre del año pasado, cuando condujo el colectivo descapotable que trasladó a los campeones del mundo que habían llegado de Qatar.

La intención era que los jugadores pudieran acudir al Obelisco, pero finalmente se dio marcha atrás al plan. El fervor de las  casi 5 millones de almas que se  congregaron en los alrededores del Obelisco hizo que resultara imposible la llegada del micro al lugar. Se trató de la mayor concentración popular en la historia argentina, superando a las históricas como el funeral de Evita o el recibimiento a Perón en Ezeiza.

En términos numéricos, cerca del 10% de la población argentina participó de esa masiva manifestación de agradecimiento y devoción. Sin embargo, el chofer de la Scaloneta tomó ese trabajo como cualquier otro, con las complejidades lógicas, pero con la seriedad que ameritaba: "Mi objetivo era que todos llegáramos bien, era lo único que pensaba", sostiene.

Ese día, todos los canales del país seguían al colectivo que conducía Zabala, de 57 años y 34 de trayectoria. Desde que fue asignado como chofer del seleccionado argentino hace dos años, su trabajo tomó notoriedad.

Me hicieron notas para diarios y radios sobre la caravana de ese día, pero en ese momento no caí en lo que significaba. Al llegar a casa, mi familia me mostró videos y comprendí la magnitud de lo que me había pasado, cuenta Zabala.

En retrospectiva, el afortunado conductor recuerda algunas imágenes de aquella histórica caravana de diciembre, almacenadas para siempre en su retina: "Lo que más me emocionó fue ver a niños y a ancianos llorando. La gente se portó muy bien, a mi compañero y a mí nos convidaban agua y nos felicitaban como si hubiésemos salido campeones nosotros", relata.

Por otro lado, el instructor de choferes de Plusmar también rememoró lo sucedido la noche anterior con la gorra que perdió Leandro Paredes mientras iba sentado en el techo del micro: "Conocía ese trayecto, siempre pasamos por ahí y nunca había pasado nada porque nunca nadie se había sentado en el techo", menciona entre risas, mientras remarca que en ese momento no se había percatado de lo sucedido.

EL DÍA DE LA LLEGADA DE LOS CAMPEONES DEL MUNDO

Esa noche, Zabala y su compañero llegaron a la 1 de la madrugada al aeropuerto de Ezeiza para llevarlos hacia el predio de AFA. El recibimiento fue intenso, aunque con mucha menos gente que la que esperó a los campeones en la zona del Obelisco.

No había mucho tiempo para descansar, llegaron al predio alrededor de las 3 am y a las 11:40 de la mañana emprendieron viaje rumbo al Obelisco. Sin embargo, un cambio de planes sobre la marcha decidió que los jugadores se bajaran en la escuela de cadetes de la Policía Federal Argentina para subirse a los helicópteros que sobrevolaron por la marea humana que los veneraba.

"No sé qué pasó con el cambio de planes, mi trabajo era seguir a los efectivos de la policía que escoltaban el micro. Casi no veía nada porque el asiento era bajo, por lo que mi registro del horizonte era nulo. Por suerte no hubo incidentes, salvo casos aislados, que no exhiben la actitud ejemplar que tuvo la gente", destaca Zabala, refiriéndose a unos pocos inconscientes que protagonizaron videos virales en las redes sociales.

Por último, el conductor de la Scaloneta se refirió a los protagonistas de la inolvidable caravana. "No dejo de sorprenderme por la humildad y la sencillez que tienen, sobre todo, Messi. Los conozco desde hace poco, pero se nota que son muy buenos chicos, tal como se los ve en la tele, por eso me da tanto orgullo el momento que viven", afirma Claudio Zabala, uno de los personajes anónimos de mayor importancia dentro del hito de las tres estrellas que esta semana cumple un año.